domingo, 4 de abril de 2010

Somnífero


Después de años sufriendo insomnio y soledad crónicos, aquella vez por fin logró dormirse sin pastillas. No recordaba qué había sido capaz de obrar el milagro ni a qué hora había ocurrido, pero despertó radiante en su propia habitación, con el vestido y los zapatos de la noche anterior aún puestos y el cielo descansado de su rostro surcado por pájaros de rimel negro y marcas de almohada.

Suspiró incrédula y volvió a cerrar los ojos, todavía enredada en los hilos del sueño que tanto le costaba conseguir. Sin girarse, estiró el brazo derecho por detrás de su cabeza para coger el reloj de la mesilla, preguntándose cuántas horas había dormido y si la tortura de sus noches en vela había terminado.

Entonces su mano tropezó con el hombro del somnífero, que también se había dormido con el pantalón y la camisa puestos y roncaba feliz a su lado, acaparando la mitad exacta del territorio recién explorado de su cama individual.

2 comentarios:

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

congratulations! me encanta!! jeje